Cada vez se pueden hacer más cosas con los teléfonos móviles: algunos ya sirven como TV y otros, como walkman. Pronto incorporarán un disco rígido interno y reconocerán la escritura del usuario. Diseñadores de moda y de autos son convocados para crear sus formas externas. Y ya se habla de smartphones, teléfonos inteligentes con funciones propias de las computadoras de bolsillo.
Dentro de cinco años, se calcula, habrá más de 2600 millones de teléfonos celulares en el mundo. En la Argentina hay más celulares que teléfonos fijos. Y todo empezó por querer liberar el teléfono de sus lazos terrenales. El invento de Graham Bell nos había cambiado la vida, fue el primer paso hacia la aldea global. Pero ese cable anclado a la pared limitaba la magia a los hogares y oficinas. Por ejemplo, no teníamos teléfono en el auto. El 3 de abril de 1973, un ingeniero de Motorola llamado Martin Cooper iba de camino a una conferencia de prensa en la que mostraría su prototipo de un teléfono celular. Atendió Joel Engel, el ingeniero jefe del proyecto móvil Bell Labs.
Dentro de cinco años, se calcula, habrá más de 2600 millones de teléfonos celulares en el mundo. En la Argentina hay más celulares que teléfonos fijos. Y todo empezó por querer liberar el teléfono de sus lazos terrenales. El invento de Graham Bell nos había cambiado la vida, fue el primer paso hacia la aldea global. Pero ese cable anclado a la pared limitaba la magia a los hogares y oficinas. Por ejemplo, no teníamos teléfono en el auto. El 3 de abril de 1973, un ingeniero de Motorola llamado Martin Cooper iba de camino a una conferencia de prensa en la que mostraría su prototipo de un teléfono celular. Atendió Joel Engel, el ingeniero jefe del proyecto móvil Bell Labs.
Hoy la frase es un lugar común. Pero en 1973 era revolucionaria. Tanto, que sólo en 1983, una década después, el servicio de telefonía celular estuvo disponible comercialmente.
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